Uno de los principales problemas de los sistemas de control para grandes edificios (BMS) es su límite para crecer, es decir, su escalabilidad. Porque un edificio es un ente vivo, que se reforma, amplía y reconfigura permanentemente. Hacer crecer y modificar un sistema de control, sin acabar creando capas y más capas de comunicación que acaben siendo insostenibles es una de los grandes retos a día de hoy.
Y esta es la principal ventaja que aportan los sistemas bajo el estándar LonWorks: que son realmente distribuidos. Pero para que un sistema cumpla con esta condición, debe tener otra característica esencial: la interoperabilidad. Te preguntarás ¿y esto qué es?
La Interoperabilidad
La interoperabilidad es caracterísitica en las redes neuronales. En términos sencillos, la interoperabilidad es la capacidad que tienen dos o más sistemas de comunicarse e intercambiar información de manera efectiva. Es un puente que conecta diferentes sistemas, permitiendo que trabajen juntos de forma fluida y eficiente.
Esto trasladado a los sistemas de control, implica la posibilidad de transmitir información entre cualquiera de los controladores o dispositivos de ese sistema, de forma ordenada y eficiente.
La interoperabilidad es crucial por varias razones:
- Eficiencia: Al permitir que los sistemas se comuniquen entre sí, se eliminan procesos manuales y redundantes, lo que aumenta la eficiencia y reduce los errores.
- Flexibilidad: La interoperabilidad facilita la integración de nuevos sistemas y tecnologías, lo que permite a las sistemas adaptarse a las cambiantes necesidades del edificio.
- Reducción de costos: Al evitar la duplicación de datos y la necesidad de desarrollar sistemas personalizados, la interoperabilidad puede generar importantes ahorros de coste.
- Mejora de la toma de decisiones: Al tener acceso a una mayor cantidad de datos y poder analizarlos de manera integrada, los gestores del edificio pueden tomar decisiones más informadas y estratégicas.
La Distribución
El concepto de distribuido en un sistema LonWorks no sólo se refiere al plano físico, es decir, a los controladores electrónicos. Un sistema distribuido debe además tener la información repartida por todo el sistema.
Cada controlador tiene una tarea específica que cumplir, pero además, recibe órdenes y datos de cualquier otro controlador (en estos sistemas se denominan nodos) que pueden condicionar su comportamiento. Por ejemplo: podemos tener 6 nodos que gestionan mediante salidas digitales, la activación de alumbrado, extractores, unidades de climatización o cualquier otro elemento de un edificio. Estos controladores pueden funcionar siguiendo un horario para cada uno de los elementos que gestionan. Pero en un momento dado, pueden recibir la directiva de otro nodo, que se encarga de avisar, que un día concreto, es festivo y no se debe seguir el horario habitual. Todos y cada uno de esos 6 nodos modificarán su comportamiento ese día y se adaptarán al control horario específicado para esos días festivos.
El ejemplo anterior sirve para modificar encendido y apagados en función de un nodo que gestione la luminosidad exterior, o de otro que publique en la red, de forma periódica, la temperatura, la humedad relativa, el nivel de CO2 en ambiente, etc.
Para entendernos, es una red colaborativa de dispositivos, cuya capacidad de proceso no necesariamente debe ser alta, ya que sus funciones se limitan al ámbito local, sin embargo, proporcionan en conjunto, una inteligencia superior debido a la sinergia existente entre ellos.
La Comunicación Segura
Pero, ¿cómo se organizan los nodos o dispositivos para comunicarse entre sí de una forma eficiente y sin pérdida de información?. Ahí es donde entra en juego el protocolo de comunición LonTalk, específico en redes LonWorks.
Este protocolo cumple el estándar ISO/OSI de 7 capas (igual que el TCP/IP). Dispone de gestión y control de colisiones, tiempos de latencia, identificación de paquetes, reconocimiento, repetición, encriptación, etc. No le falta de nada para asegurar que los mensajes de un nodo a otro, lleguen perfectamente.